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Cada vez están más de moda… ¿Pero sabías que los piercings realizados en la zona de la boca (lengua, labios, frenillo e incluso mejillas) pueden generar graves problemas?

Y es que, además del alto riesgo de infección debido al elevado volumen de bacterias y la humedad propia del interior de la boca, las dificultades para tragar y patologías varias que generan mal aliento, también pueden producirse lesiones más importantes que lleguen a dañar vasos sanguíneos o nervios.

Además, con el paso del tiempo, los piercings también pueden provocar otro tipo de problemas como traumatismos en los dientes cercanos, maloclusiones dentales, retracción de las encías…

Por eso, a cualquier odontólogo que le preguntes te dirá que un piercing oral es una muy mala idea. ¿Cómo de mala?

Te lo explicamos en este artículo que hemos preparado los profesionales de la Clínica Dental Elena Bocage de Las Arenas.

Y antes de seguir leyendo, un dato a tener en cuenta: el 17 % de todos los piercings están asociados a complicaciones más o menos graves.

Piercing en la lengua

Seguro que ya has escuchado muchas veces que una herida en la boca sana más rápido gracias a la saliva. Es cierto… como también lo es que la humedad en la boca también favorece la proliferación de millones de bacterias que, en ocasiones, pueden resultar muy perjudiciales para la salud bucal.

Y ahora apliquemos eso al que, sin duda, es el piercing bucal más común: el de lengua, que habitualmente suele situarse en el centro de esta.

En este caso te conviene saber que la lengua está cubierta por una mucosa muy frágil y la perforación puede afectar a los vasos sanguíneos y a los nervios, provocando pérdida de sensaciones o incluso, en algunos casos, pérdida total del gusto… como les pasaba a ciertas personas cuando tenían COVID. ¡Imagínate no poder saborear tus comidas favoritas!

Y si se dañan los nervios, la lengua no funcionará con normalidad, dificultando la deglución.

Además, en algunas personas también se han detectado síntomas como la pérdida del apetito.

Y a largo plazo, la perforación también puede provocar un agrandamiento de la lengua alrededor del orificio del piercing: una hinchazón muy desagradable que también puede tener un impacto muy significativo en la funcionalidad de la lengua.

Perforación de labios y mejillas

Aunque puedas pensar lo contrario, los piercings en labios y mejillas también son considerados piercings orales, ya que su colocación tiene consecuencias directas en el interior de la boca.

Por ejemplo, los piercings ubicados en el labio inferior o superior pueden romper el frenillo, la pequeña membrana de tejido blando que cubre la parte superior e inferior de las encías.

Impacto de los piercings en los dientes

Las joyas insertadas en los labios y las mejillas pueden dañar gravemente los dientes. Al rozar las piezas dentales cuando habla o come, los postes metálicos de los piercings pueden desgastar el esmalte dental, provocando una mayor sensibilidad. Además, los piercings pueden, a largo plazo, cambiar la alineación de los dientes en mayor o menor medida. Y en los casos más graves, llevar a situaciones de fractura dental e infecciones graves.

Impacto de los piercings en las encías

Al rozar la parte inferior de los dientes, los piercings también pueden, con el tiempo, irritar las encías hasta hacerlas sangrar… e incluso en los peores casos provocar severas recesiones de las encías que exponen la raíz del diente al aire libre y, además de provocar hipersensibilidad, pueden provocar infecciones graves: en algunos casos será necesario un injerto de encía para proteger las raíces expuestas y en otros casos, aún más graves, un injerto óseo.

Piercings dentales

Este tipo de adornos, que consisten en colocar una pequeña joya en los dientes, tampoco están exentos de peligros.

Normalmente se adhieren a la dentadura con resina dental o a través de perforaciones en los dientes, lo que puede causar múltiples problemas bucales además de aumentar las posibilidades de desarrollar caries o manchas.

Uno de los más comunes es que la joya del piercing raye el esmalte dental, llegando incluso a dañar la pulpa dental. Otro problema común asociado con los piercings dentales es la inflamación de las encías y la enfermedad periodontal.

Además, no dudes que la joya del piercing va a acumular placa y bacterias, lo que incrementa el riesgo de infecciones.

 

Si a pesar de todo lo que te hemos comentado, decides asumir los riesgos de ponerte un piercing en la zona de la boca, es muy importante que, desde el primer momento, nos visites a la Clínica Dental Elena Bocage de Las Arenas para que podamos realizar una revisión y seguimiento del piercing y los efectos que pueda estar causando en tu salud bucodental.

Y un último apunte: todavía no existen normas en España sobre los procedimientos a seguir para colocar piercings bucales; sin embargo, se trata de un procedimiento quirúrgico… por lo que si deseas seguir adelante asegúrate por lo menos de hacerlo en un estudio de piercings que muestre claramente sus estándares de higiene.

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