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Lejos de afectar solo a los niños, el miedo a visitar al dentista también afecta a muchos adultos.

Y los “síntomas” pueden ir desde una simple aprehensión hasta una verdadera fobia a acudir a la consulta de este especialista, llegando a impedir que algunos pacientes puedan acceder a los cuidados necesarios para mantener una salud buco-dental óptima… ya que puede llevar a personas a rechazar todo tratamiento, incluso en casos de emergencia dental. Algo que perjudica gravemente la higiene bucal y, en definitiva, pesa sobre la salud general del paciente.

Es en estos casos más extremos cuando podemos hablar de estomatofobia, dentofobia o incluso odontofobia.

Por eso es un deber de las consultas, o al menos así lo entendemos en la Clínica Dental Elena Bocage de Las Arenas, proporcionar a los pacientes un ambiente lo más cálido y acogedor posible: conscientes de que la odontofobia puede afectar tanto a niños como a adultos, nos encargamos de abordar este temor de manera comprensiva y cuidadosa.

Pero… ¿Qué es exactamente? ¿Qué la causa? Para descubrirlo, sigue leyendo.

Los diferentes grados de miedo al dentista

Por mucho que los profesionales nos esforcemos, la realidad es que (casi) nadie va totalmente feliz al dentista.

En el imaginario colectivo, la atención brindada por este especialista está intrínsecamente asociada al dolor. Por eso, casi todos sentimos una aprensión natural al acudir al consultorio dental.

Cuando una persona presenta síntomas de ansiedad antes de visitar a su dentista, estamos hablando de miedo. Se trata, por ejemplo, del insomnio sistemático el día anterior a una cita para recibir atención dental.

Este miedo es uno de los principales motivos por los que la gente no acude al dentista. Y si este miedo se vuelve intenso y se manifiesta de formas físicas más agudas, es cuando ya podríamos hablar de fobia al dentista.

Llegado este punto, entre los diversos síntomas de la “odontofobia” o “estomatofobia” se encuentran la taquicardia, hiperventilación, temblores, sudoración excesiva e incluso náuseas. Y en las situaciones más graves, el paciente puede incluso sufrir un ataque de pánico o perder el conocimiento.

Las causas de la fobia dental

Según se ha estudiado, el principal motivo para la fobia dental se encuentra en que, en nuestro inconsciente, conservamos la imagen del “clásico sacamuelas”.

Por lo tanto, el cuidado dental se asocia muy a menudo con un momento doloroso… Y aunque las técnicas han evolucionado, la ansiedad de sentir dolor sigue presente.

Asumiendo esta causa primordial, la forma en la que se manifiesta la misma puede ser muy variada.

Algunos pacientes se asustan con el sonido de las diferentes herramientas que se utilizan, algo que les hace rechinar los dientes. Otros, por el olor de los productos que caracteriza a los consultorios dentales. Algunos temen especialmente a la anestesia…

Y tampoco es raro que una persona se niegue a ver a un dentista porque se avergüenza de tener los dientes sucios o dañados. ¿Quién no se ha limpiado los dientes justo antes de una consulta?

Otra razón de la odontofobia es la percepción del cuidado dental como intrusivo.

Y por último, se puede destacar que la mayoría de las personas que temen al dentista han tenido u observado una experiencia traumática en el pasado: la extracción dolorosa de un diente, un accidente, una hospitalización o una agresión, pueden desencadenar síntomas de miedo intenso.

¿Cuáles son las consecuencias? Que al final, estas personas abandonan su higiene bucal, el sarro se acumula y las consecuencias son desastrosas: enfermedad periodontal, gingivitis, caries, pérdida de dientes, incluso problemas de otorrinolaringología o patologías cardíacas. Y no olvidemos tampoco que a nivel psicológico, una mala dentadura impide sonreír, comer y hablar correctamente; por lo tanto, la vida social y emocional también se resiente.

¿Cómo superar el miedo al dentista?

Dominar el miedo al dentista y superar el bloqueo psicológico que produce, es posible.

Lo primero que hay que hacer es admitir la ansiedad o fobia ante el propio dentista, que debe estar informado para poder comprender tus reacciones y adaptarse. Porque establecer un vínculo de confianza con el dentista es fundamental.

En casos de ansiedad leve se recomienda acostarse temprano el día anterior a la consulta y no consumir estimulantes, así como practicar técnicas de relajación en la sala de espera y en la consulta dental: llevar auriculares para escuchar música, respirar lentamente y tratar de pensar en algo que te haga feliz.

En casos de dentofobia más intensa, el dentista puede incluso recetar medicamentos con propiedades ansiolíticas para tomar el día anterior.

Y, de todas formas, como ya hemos mencionado al principio, recuerda que en la Clínica Dental Elena Bocage de Las Arenas intentamos proporcionar a los pacientes un ambiente lo más cálido y acogedor posible para hacer frente juntos a este temor (o fobia) de la manera más comprensiva y cuidadosa posibles.

 

 

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