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Los implantes dentales son una excelente opción para reemplazar dientes perdidos o extraídos.

Consisten en pequeñas piezas de titanio que se insertan en el hueso de la mandíbula, donde actúan como raíces artificiales… y una vez que el implante se ha integrado con el hueso, se coloca una corona dental sobre él para restaurar la apariencia y función del diente que faltaba.

Sin embargo, hasta llegar a lo que podríamos definir como implantes “modernos”, el ser humano ha utilizado numerosas técnicas diferentes para reemplazar piezas dentales… ¡incluso desde la época del antiguo Egipto!

Por eso en el artículo de hoy del blog de la Clínica Dental Elena Bocage de Las Arenas vamos a realizar un recorrido por los hitos más destacados de esta apasionante historia.

Los implantes en la antigüedad

2500 A.C: los antiguos egipcios utilizaban un fino hilo de oro para realizar ligaduras y estabilizar dientes naturales que habían sido afectados por una periodontitis severa que pudiera haber comprometido el soporte de sus tejidos y, consecuentemente, su estabilidad.

500 A.C: los etruscos utilizaban bandas de oro, personalizadas mediante técnicas de fundición y soldadura, que sostenían dentaduras postizas elaboradas con huesos de buey para restaurar los dientes perdidos.

300 AC: los fenicios utilizaban dientes tallados en marfil y estabilizados con alambre de oro para crear puentes dentales de tipo fijo.

600: los mayas utilizaban piezas de concha implantadas en la mandíbula, algo que puede considerarse como el primer intento “serio” de crear implantes dentales tal y como hoy los conocemos. Y es que, las radiografías de numerosas mandíbulas de antiguos mayas realizadas en los años 70 del pasado siglo, mostraron que el crecimiento óseo alrededor de los implantes de concha era similar al que vemos hoy en los implantes dentales modernos.

1500-1800: durante este periodo en Europa se empezaron a utilizar una gran variedad de dispositivos para estabilizar los dientes afectados por periodontitis severa. En los casos en los que faltaban determinados elementos dentales, a menudo se utilizaban y trasplantaban dientes de personas desfavorecidas o de cadáveres.

De hecho, en 1700 el cirujano escocés Dr. John Hunter, sugirió la idea de trasplantar dientes de una persona a otra. Para ello, realizó un experimento en el que implantó un diente no completamente desarrollado en la cresta de un gallo; el diente se integró perfectamente en la cresta del gallo e incluso los vasos sanguíneos del animal crecieron hasta la pulpa del diente.

Los implantes en la era moderna

1913: El Dr. EJ Greenfield desarrolla el primer implante dental moderno. Era un cilindro de celosía hueca hecho de iridio-platino y soldado con oro. La forma fue diseñada para encajar dentro de una incisión circular realizada en el hueso de la mandíbula del paciente.

Década de 1930: Los doctores Alvin y Moses Strock, desarrollan un tornillo dental ortopédico hecho de una aleación de cobalto y cromo. A estos hermanos se les atribuye la colocación del primer implante endoóseo exitoso y la búsqueda de un metal biocompatible para implantes dentales.

1938: PB Adams patenta un implante endóseo cilíndrico, roscado por dentro y por fuera, pero suave alrededor de la línea de las encías; un concepto muy parecido al que seguirán los implantes dentales modernos.

Década de 1940: El padre de la implantología moderna, el italiano Dr. Formiggini, desarrolla un implante endoóseo de acero inoxidable que permite que el hueso de la mandíbula crezca alrededor del metal.

Por su parte, el médico italiano, Dr. Raphael Chercheve creó las primeras fresadoras específicas para crear un diseño óptimo que pudiera facilitar la inserción y adaptación del implante.

Y a su vez, el Dr. Gustav Dahl desarrolló el implante subperióstico, un tipo de implante dental que se coloca sobre el hueso de la mandíbula en lugar de dentro de él. Un diseño inicial que fue posteriormente mejorado por otros dentistas a finales de los años 40 y principios de los años 50.

Década de 1960: R. Cherchieve desarrolla el implante en espiral de doble hélice fabricado en cobalto y cromo. Posteriormente, Giordano Muratori mejoraría este diseño añadiendo una rosca interna al implante para soportar una corona protésica.

1967: El Dr. Leonard Linkow, desarrolla dos variantes del implante de cuchilla, una revolución en la implantología de la época.

1978: El cirujano ortopédico sueco Per-Ingvar Brånemark presentó este año un implante de titanio roscado de dos etapas que ya llevaba utilizando en pacientes desde 1965 tras haber descubierto accidentalmente el fenómeno de la osteointegración.

Y es que, en 1952, realizó un experimento sobre el flujo sanguíneo en conejos con pequeñas cámaras de titanio colocadas en sus fémures y observó un nuevo crecimiento óseo espontáneo dentro de las cámaras. Así fue como se descubrió que el titanio es altamente biocompatible con el hueso y muy resistente a las fracturas.

Más tarde, en la década de 1990, el Brånemark introduciría los implantes dentales cigomáticos en la práctica clínica avanzada; estos se colocan en los huesos cigomáticos en lugar de en los huesos de la mandíbula en personas que han sufrido una pérdida ósea significativa.

Los implantes en la actualidad

A día de hoy, los protocolos de implantología dental ofrecen una tasa de éxito excepcionalmente alta, en torno al 97%.

Llegado este punto, el objetivo ya no es el de simplemente sustituir un diente perdido, sino el de una conseguir una rehabilitación estético-funcional plena y duradera. Algo que se consigue con la integración de un gran número de prácticas: regeneración horizontal y vertical, periodoncia, elevación de seno, aumento de volúmenes óseos…

¿Necesitas reemplazar dientes perdidos o extraídos? En la Clínica Dental Elena Bocage de Las Arenas estaremos encantados de atenderte y ayudarte a recuperar tu mejor sonrisa.

 

 

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