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Un adecuado cuidado dental es clave para conseguir una sonrisa saludable y prevenir la aparición de enfermedades bucodentales.

Y de entre los diferentes procedimientos odontológicos que existen en la actualidad para ayudarte a lograrlo, el sellado de dientes es una opción muy válida que sirve para proteger las piezas dentales de la caries

Por eso en el artículo de hoy de la Clínica Dental Elena Bocage de Las Arenas, queremos proporcionarte información acerca de este procedimiento.

¿Qué es el sellado dental y para quién está indicado?

El sellado dental es un tratamiento preventivo que consiste en aplicar una capa delgada de resina u otro material similar a las superficies de masticación de los dientes posteriores, principalmente, molares y premolares.

Una vez aplicado, este material se adhiere a los surcos y fisuras del esmalte dental, formando una barrera defensiva que impide la acumulación de placa y restos de comida, los principales causantes de la aparición de caries.

A pesar de que el sellado dental es un tratamiento especialmente recomendado para niños y adolescentes (ya que sus molares permanentes recién erupcionados son más propensos a desarrollar caries debido a la naturaleza de las superficies de mordidas) también puede ser una opción beneficiosa para adultos con un alto riesgo de caries o cuyas piezas dentales tengan surcos pronunciados.

¿Cómo se realiza el sellado dental?

Lo primero que hay que resaltar es que el sellado dental es un procedimiento no invasivo, indoloro y muy sencillo de realizar.

A continuación, detallamos las fases de las que consta un sellado dental:

  1. Limpieza: En primer lugar, se limpia a fondo la superficie del diente para eliminar cualquier resto de placa o comida, algo que resulta clave para garantizar la efectividad del procedimiento. Para ello, se utiliza un cepillo de alta velocidad o una punta de goma junto con una pasta abrasiva especial, tras lo cual se enjuagan los dientes con agua para eliminar cualquier residuo y finalmente se usa aire comprimido para secar completamente el diente. Es muy importante que el diente esté seco, ya que la humedad puede interferir con la adhesión del sellador.
  2. Preparación: El segundo paso consiste en preparar la pieza o piezas dentales que van a sellarse. Esto se hace aplicando una solución ácida a la superficie del diente para crear en el mismo una zona rugosa que ayudará a que el sellador se adhiera mejor.
  3. Aplicación del sellador: El sellador líquido se aplica sobre la superficie del diente y se endurece con la ayuda de una luz especial.
  4. Comprobación: Por último, se revisa la aplicación para comprobar que el sellador está bien adherido y no interfiere en la mordida del paciente.

¿Qué tipos de selladores que suelen utilizarse habitualmente?

La elección del tipo de sellador que se utilice en cada caso depende de las necesidades específicas del paciente. Los más comunes son:

  1. Selladores de resina compuesta:
    • Resinas fotopolimerizables: Son las más utilizadas y se endurecen al exponerse a una luz ultravioleta o LED. Son transparentes o del color del diente, lo que las hace estéticamente agradables.
    • Resinas autopolimerizables: Estas resinas se endurecen químicamente sin necesidad de luz. Se mezclan dos componentes que reaccionan entre sí para endurecer el sellador.
  2. Selladores con ionómero de vidrio: Estos selladores están hechos de una mezcla de vidrio y un ácido poliacrílico. Liberan flúor con el tiempo, lo que ayuda a prevenir la formación de caries, y se adhieren bien al esmalte dental incluso en presencia de humedad. Son útiles en situaciones donde es difícil mantener el diente completamente seco, como en dientes parcialmente erupcionados.
  3. Selladores de resina modificada con ionómero de vidrio: Combinan características de las resinas compuestas y de los ionómeros de vidrio. Estos selladores tienen la capacidad de liberar flúor como los ionómeros de vidrio, pero también son más estéticos y duraderos como las resinas compuestas.
  4. Selladores de policarboxilato: Son menos comunes y también liberan flúor. Tienen una menor resistencia que otros selladores, por lo que su uso es más limitado.

Como se ha visto, cada uno de estos selladores tiene sus propias ventajas y desventajas en cuanto a durabilidad, estética, liberación de flúor y facilidad de aplicación. Por eso, la elección de uno u otro, dependerá de factores como la edad del paciente, la capacidad para mantener el diente seco durante la aplicación y el riesgo de caries del paciente.

Algunos mitos al respecto del sellado de dientes

Como ya hemos indicado, el sellado dental es un procedimiento no invasivo, indoloro y muy sencillo de realizar… algo que no impide que se de vez en cuando se escuchen bulos y falsedades relacionadas con este tratamiento, como por ejemplo:

  • “Los selladores dentales son solo para niños»: Esto es completamente falso. Aunque es más normal en niños y jóvenes, los adultos también pueden beneficiarse de los selladores dentales.
  • “Los selladores pueden caerse fácilmente»: Cuando se aplican con precisión y haciendo uso de materiales de alta calidad, los selladores son totalmente resistentes y pueden proteger los dientes durante un largo periodo de tiempo. Eso no impide, por supuesto, que a largo plazo pueden desgastarse debido al mismo proceso natural de la masticación: por eso es importante realizarse revisiones dentales periódicas.
  • “Los selladores dentales compensan la necesidad de una buena higiene bucal»: Falso. A pesar de que los selladores ofrecen una capa adicional de protección ante las caries, es necesario mantener unas buenas rutinas de higiene bucal para evitar la aparición de caries, inflamación de encías, etc.

¿Crees que puede ser beneficioso para tu salud dental la realización de un sellado de dientes? Entonces llámanos hoy mismos a la Clínica Dental Elena Bocage de Las Arenas para pedir cita y que podamos evaluar tu caso de forma profesional y personalizada.

 

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