¿Te gustaría mejorar el cuidado diario de tus dientes?
Si estás buscando una forma efectiva de complementar tu rutina de higiene oral, el irrigador bucal puede ser la respuesta que buscas.
En este artículo que hemos preparado en la Clínica Dental Elena Bocage en Las Arenas te explicaremos todo lo necesario para que puedas aprovechar al máximo estos dispositivos que, quizás, no son muy conocidos por el público general. Desde cómo funcionan estos aparatos hasta cómo usarlos adecuadamente para lograr una higiene oral óptima.
¡Consigue una sonrisa más saludable y radiante incorporando el irrigador bucal a tu rutina de higiene diaria!
La ciencia detrás del irrigador bucal
El irrigador bucal, también conocido como irrigador dental o hidropulsor, es un dispositivo de higiene oral que utiliza un chorro de agua a presión para limpiar los espacios entre los dientes y alrededor de las encías. Este chorro de agua, combinado con la pulsación, ayuda a eliminar los restos de alimentos y placa bacteriana que el cepillado convencional y el hilo dental pueden no alcanzar.
La limpieza profunda que se consigue al utilizar estos aparatos contribuye a reducir el riesgo de enfermedades de las encías, caries y otros problemas dentales.
Además, el irrigador bucal es también especialmente útil para personas con aparatos ortodónticos, implantes dentales o problemas de movilidad, como la artritis, que dificulten el uso del hilo dental.
Los actuales irrigadores dentales son muy versátiles, ya que la mayoría de los modelos incluyen diferentes tipos de boquillas que permiten ajustar el flujo y el patrón del chorro de agua según las necesidades individuales de cada usuario/a.
Ahora bien… ¿sabes quién inventó este aparato? Generalmente se atribuye el diseño y fabricación del primer irrigador dental a un dentista llamado Dr. Gerald Moyer y un ingeniero llamado John Mattingly. Su primer dispositivo, conocido con el nombre de «Water Pik», fue presentado en sociedad en 1962.
Frecuencia de uso del irrigador bucal
La mayoría de los dentistas y especialistas en higiene oral recomiendan utilizar el irrigador bucal a diario, como complemento al cepillado y el uso del hilo dental. Nunca “en lugar de”.
Y es que, usar el irrigador bucal al menos una vez al día, preferiblemente antes de acostarse, permite eliminar los residuos y bacterias acumulados durante la jornada, reduciendo así el riesgo de placa bacteriana y problemas dentales.
De todas formas, en pacientes con problemas específicos como encías sensibles o enfermedades de las encías, el dentista puede recomendar una frecuencia de uso mayor.
Incorporando el irrigador bucal en tu rutina de cuidado oral
Para aprovechar al máximo los beneficios del irrigador bucal, es importante utilizarlo correctamente y de manera efectiva siguiendo estas recomendaciones y consejos:
Ajusta la presión: Los irrigadores bucales generalmente tienen diferentes niveles de presión. Comienza con una presión más baja y ve ajustándola según tu comodidad y necesidades. Si tienes dudas, consulta a tu dentista para obtener recomendaciones específicas.
Utiliza agua tibia: Para disfrutar de una experiencia más cómoda y relajante, es recomendable llenar el depósito del irrigador bucal con agua tibia en lugar de agua fría.
Apunta correctamente: La punta del irrigador bucal debe colocarse en un ángulo de 90 grados hacia la línea de las encías y los espacios entre los dientes. Es muy importante asegurarse de apuntar hacia la encía y no hacia el diente en sí, para evitar dañar el esmalte dental.
Hay que ser consistente: Como ya hemos mencionado, el irrigador bucal debe usarse con regularidad, al menos una vez al día, para mantener una higiene oral óptima y reducir el riesgo de problemas dentales a largo plazo.
Beneficios adicionales de usar un irrigador bucal
Además de mejorar la salud de tus encías y dientes, el irrigador bucal también ofrece otros beneficios adicionales, como por ejemplo…
Reducción del mal aliento: El irrigador bucal ayuda a eliminar las bacterias y restos de alimentos que causan mal aliento, dejando la boca más fresca y limpia.
Masaje de encías: El chorro de agua del irrigador bucal también puede funcionar como un masaje suave para las encías, mejorando la circulación en las mismas y promoviendo una mayor salud gingival.
Mejora de la sensibilidad dental: Al limpiar de manera más suave y profunda, el irrigador bucal puede ser una opción menos irritante para personas con sensibilidad dental.
Y es que, no lo dudes: el irrigador bucal es un aliado poderoso para mantener una higiene oral óptima y mejorar la salud de encías y dientes. Utilizado correctamente y con la frecuencia adecuada, este dispositivo puede complementar tu rutina de cuidado oral y brindarte una sonrisa más más fresca, limpia, saludable y radiante.
¿Tienes alguna duda sobre la conveniencia de incorporar un irrigador dental a tu rutina habitual de higiene bucal? Solo tienes que llamarnos a Clínica Dental Elena Bocage de Las Arenas (Tel: 94 480 29 87 | Móvil: 686 788 201) y la resolveremos de inmediato.
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